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sigo viva

volviéndome loca

De rabia

De rabia, de nuevo vuelvo a llorar de rabia.

Hacía ya mucho que no me pasaba, y no me gusta nada, porque son lágrimas que salen a borbotones mientras me ahogo por no poder respirar, y tengo que coger una bocanada de aire entre cada oleada de ese mar que me quema por dentro, y respirar entrecortadamente mientras me estoy ahogando en un mar bravo me acaba dando dolor de cabeza.

Pero debe de ser porque me hacía falta que me di cuenta de estaba disfrutando, de que por fin volvía a sentir, de que me dejaba sentir, tras unos meses algo atenazada, y ahí dejaron de sacudirme los sollozos y las lágrimas pasaron a ser ese río contínuo pero salado, dejaron de ser de rabia, de esa rabia contenida que llevas aguantando un tiempo porque sabes que vas a acabar así, llorando, donde menos te lo esperes que te dé por dejar funcionar a la cabeza demasiado libremente un rato. Y fueron de pena, por esa niña que de vez en cuando sigo siendo, esa niña que llora más de rabia e impotencia que de pena, esa niña que sabe qué quiere de la vida pero que a veces le da miedo reconocer que lo necesita, que lo necesita ya, con urgencia, con pasión, porque cuando lo reconozca acabará así, temblando y llorando a las dos de la mañana en el sofá de su casa con un libro entre las manos.

Y esto es sólo culpa de los libros, porque a ellos no les puedo convencer de que no, de que eso me da igual, de que soy una persona fría y que tira "p’alante" con cualquier cosa, a esos pocos libros que me conocen tan bien por dentro que me hacen ver lo que ya sé sin posibilidad de girar la cabeza y mirar para otro lado... a esos libros les dedico este texto.

P.D. este post se escribió esta mañana aunque se publique ahora. Esta post-data es necesaria para contar que pasó lo que obviamente iba a pasar, se rompieron las compuertas, soy capaz de romper a llorar en cualquier lado, hoy ha tocado el teatro, además del libro, por supuesto, que todavía no lo he terminado, ¿me tocará otra vez mañana en ese concierto? No, por favor, no... ¿por qué todo me tiene que llegar tan dentro?

la historia se repite

Siempre que le ve tiene la misma sensación, de que le conoce desde hace tiempo, de que se caen bien, de que se atraen, se ponen a charlar, de cualquier cosa, cualquier tema parece interesante para ellos, se comprenden, tienen un montón de cosas en común, sobre todo sus tres grandes pasiones: la ciencia, el arte y el sexo, cómo no.

Se lo pasan muy bien juntos, cuando se ven convierten una noche cualquiera en irrepetible, o eso piensa ella. Los días siguientes a esas noches no puede dejar de pensar en él y cada vez que se acuerda de él, casi constantemente, se le aparece una sonrisa en la cara, Intenta reconstruir la última noche que pasó con él, todos los detalles jugosos, cuando él la sonríe, cuando él la roza, cuando la folla, cuando la besa, cuando con alguna frase sonora y fuerte le dice lo que le gusta, no exactamente con esas palabras, pero eso es lo que le dice.

Esos días se escriben algunos mails, se mandan algunos mensajes, luego la vida vuelve a recuperar su cauce, ella ya sólo se acuerda de él cuando quiere sonreír, cuando tiene tiempo libre para inventarse unas historias con él que no han pasado nunca, que probablemente nunca pasarán, pero que es bonito imaginárselas. Esos momentos ocurren cada vez menos a menudo, y así se va diluyendo poco a poco su recuerdo, en un par de meses no es más que un colega a quien ve de pascuas a ramos. Pero otro par de meses después vuelven a quedar y vuelve a ser lo mismo, las mismas sonrisas chulitas, las mismas miradas intensas, conversaciones que vuelven a ser divertidas e interesantes, con un poco de suerte el mismo sexo magnífico y apasionado, o algunos besos encendidos, las mismas sonrisas que iluminan la cara de ella durante la semana siguiente, la misma sensación de flotar al caminar, y la misma frase repetida: esto no lo puedo estar sintiendo sólo yo, estoy viendo su cara, no estoy tan colgada como para estármelo imaginando, no puede ser sólo sensación mía, no cuando ayer casi ni me acordaba de él cuando sonó el móvil, no cuando me dice estas cosas, no cuando follamos así, no puede ser que esto sólo lo sienta yo.